Las once mil vergas es un libro extraordinario escrito por Guillaume Apollinaire.
De la misma forma que El Quijote no debe contarse entre los libros de caballerías, Las once mil vergas —la pieza maestra de Apollinaire, conforme Pablo Picasso y otros contemporáneos— no debe tomarse por una novela porno (si este adjetivo tiene alguna significación precisa). La ausencia de metafísica, seridad y trascendencia, que empapan la pornografía de consumo, hace de esta una obra totalmente diferente, horriblemente humorística y sarcásticamente cáustica. Louis Aragon ya lo advertía en su no firmado prólogo de la edición de 1930: «Permitidme haceros apreciar que esto no es serio».
¡Un libro que impresiona al lector desde las primeras páginas!